3. The Beatles - 'Revolver' (Capitol, 1966)
No veo muchas diferencias entre Revolver yRubber Soul”, dijo George Harrison una vez. “Para mí, podrían ser dos volúmenes de una misma obra”. Revolver profundiza en los aspectos más arriesgados de su predecesor (la introspección, la psicodelia naciente, la fascinación con las posibilidades que ofrecía el estudio) y conforma la manifestación dramática de una generación. El álbum, que se editó en agosto de 1966, dejó claro como el agua que el fenómeno que ahora llamamos “los sesenta” estaba empezando de lleno –y que era irreversible. Parte del impulso revolucionario era visual. Klaus Voorman, uno de los amigos artistas de la época de Hamburgo de los Beatles, diseñó un impresionante foto-collage para la portada de Revolver; fue un paso crucial en el camino hacia el diseño aún más colorista de Sgt. Pepper’s, que vendría menos de un año más tarde.
Y luego está la música. El corte más innovador del disco es Tomorrow Never Knows, de Lennon. En su intento de trasladar un viaje de LSD a una canción de tres minutos, Lennon grabó su voz para que sonara como “el Dalai Lama cantando desde la cima de la montaña más alta”. Los efectos sonoros se completaban con loops [melodías que se repiten], una guitarra sonando al revés y una tamboura [instrumento indio de percusión]. La canción tuvo una influencia enorme. Por su parte, en Eleanor Rigby y For No One, McCartney demostró que había desarrollado una forma de componer canciones de una madurez impresionante. Y Harrison, con Taxman, I Want to Tell You y Love You To, amenazó el dominio de Lennon y McCartney como compositores principales del grupo.
Revolver demostró que, a partir de ese momento, en la música popular, era posible hacer cualquier cosa, tratar cualquier tema, desarrollar cualquier idea musical. Y, además, los Beatles iban a hacerlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario